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ISLAS VÍRGENES BRITÁNICAS -TÓRTOLA

Tórtola en una escala de crucero. Navegando a Virgin Gorda

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© José Manuel Beltrán/ Parada y fonda de un viajero.

Es en el corazón del mar Caribe, formando parte del archipiélago de las Islas Vírgenes Británicas, cuando la isla de Tórtola se nos apareció como un verdadero paraíso insular. Su capital, también la del archipiélago, es Road Town y en su puerto principal hizo escala nuestro barco, el Sky de NCL, motivo de este post. Tocaba desembarcar y aprovechar al máximo el poco tiempo que disponíamos.

La isla, con tan solo 19 km. de longitud, fue descubierta por Cristóbal Colón en 1493. Mucho antes, en el año 100 a.C., estuvo habitada por los arahuacas y después por los indios caribales, una tribu de las Antillas. Bajo gobierno del Imperio Español estuvo hasta principios del siglo XVI. Tanto ingleses como holandeses, españoles, daneses y franceses pelearon por su control.

Al final, fueron los holandeses los que se establecieron en 1648, aunque en 1672 el territorio, junto a las islas de Anegada, Jost Van Dyke y Virgin Gorda, se anexó a Inglaterra como parte de las colonias británicas, y así hasta 1960. Obtuvo su autonomía en 1967, siendo finalmente en 2002, declarado territorio independiente. Una nueva constitución, adoptada en 2007, ha reforzado el status de las islas.

Para llegar a su pico más alto, en la cima del monte Sage, hay que ascender poco más de 500 metros. Estoy convencido que una vez arriba te darás cuenta que Tórtola ofrece unas impresionantes panorámicas y paisajes acorde a la característica del terreno que conforma la isla: volcánico y montañoso. Y, a pesar de su poca extensión es posible explorar profundos bosques salvajes y tropicales, magníficos fondos marinos y arrecifes de coral, así como manglares con una flora y fauna únicas, además de unas espléndidas playas de arena blanca que a buen seguro te van a cautivar.


Road Town, capital del archipiélago

Tórtola es una de las islas más pintorescas del Caribe Oriental. Su capital, Road Town, está enclavada en las colinas que rodean su hermoso puerto lo que proporciona a la ciudad una gran actividad turística y comercial. Es en el corazón de Main Street, en Road Town, donde se sitúan la mayor parte de las típicas mansiones de madera y piedra del siglo XVIII. Una prisión colonial, un museo que nos recuerda la historia y el pasado de la isla y algunas iglesias, son los puntos mas interesantes que ver. Por supuesto, estás en el lugar ideal para ir de compras pero, ¡ojo, te aviso!, nada barato.
Mapa de Wikipedia de las Islas Vírgenes Británicas
El clásico icono de bienvenida a los visitantes en el puerto de Tórtola.

Distintas opciones de qué hacer en Tórtola en una escala de crucero.

Tórtola ofrece impresionantes panorámicas y suntuosos paisajes
Por la información de la que disponíamos -y que yo te traslado- la isla ofrece un recorrido de escalada por las laderas del monte Sage para contemplar sus tesoros naturales, descubrir su avifauna y, con el telón de fondo del Mar Caribe, adentrarse en su selva tropical. Esta era una de las opciones que barajamos dada nuestra relativa corta estancia en Tórtola.

Cualquiera de ellas las puedes localizar por los buscadores de excursiones internacionalmente conocidos. Pero aquí, no hacemos publicidad comercial de nadie.
Vista panorámica desde el mismo puerto

Otra opción era la panorámica:
Para contemplar algunas de las mejores vistas de la isla había que alquilar coche y dirigirse a la carretera de Sir Francis Drakes. Puedes visitar pequeños o mas bien muy pequeños pueblos tradicionales como Capoons Bay, Apple Bay y Carrot Bay, y pararte en algunos de sus bonitos miradores de la isla. De nuevo para los compradores, impulsivos o no, Waterfront Drive ha conservado su encanto y ofrece una agradable carretera costera repleta de tiendas de regalos y restaurantes de cocina local.
El azul del mar se confunde con el del cielo
Colorida y típica construcción en Road Town

Última opción sin salir de la isla: Tórtola es conocida por sus playas de arena fina, sus aguas translúcidas para el buceo, sus ruinas y sus manjares locales.

Para disfrutar de las playas más hermosas de Tórtola, hay que dirigirse al norte de la isla y, más concretamente, a Smuggler’s Bay, Smugglers’ Cove, Long Bay o Lambert Beach. Se nos dijo que, sin género de duda, estas eran las playas mas bonitas de la isla, con arena blanca y fina. Otra opción era ir a la playa de Cane Garden Bay, conocida por ser más animada y apreciada por su agradable puerto deportivo.

A pie de puerto tienes oferta de taxis y conductores que te ofrecen estos servicios. Recuerda, nunca cojas el primero. O lo que es lo mismo, compara un poco.
La fina arena blanca del Caribe también la encontrarás aquí. Lujo por disfrutar.

¡Ah, que no se me olvide pues yo soy uno de ellos!. Para los amantes del ron, se puede tomar el camino hacia la destilería Callwood donde podrás realizar una sabrosa degustación.
Si quieres una inmersión más local y menos turística, la costa este de la isla es el lugar ideal. Las comunidades locales viven del turismo y abren sus puertas para descubrir el modo de vida caribeño.
Destilería de ron de Callwood

Alquilar un velero o tomar un ferry son las opciones también recomendadas para conocer las islas cercanas que dan el nombre a esta zona: Islas Vírgenes Británicas (BVI, por sus siglas en inglés).

Como ya habrás apreciado en el mapa superior, Virgin Gorda, Jost Van Dyke y Anegada son las islas más importantes, además de Tórtola. En Anegada podrás practicar snorkel, además de ver flamencos: Flamingo Pond es una reserva natural de la isla de Anegada donde, además de flamencos, también pueden verse currucas, águilas pescadoras y gaviotas. Disfrutar de un paisaje agreste y de intrigantes historias de piratas lo puedes hacer en Jost van Dyke (no te confundas, ese es el nombre de la isla). Y, por último, en Virgin Gorda lo más popular y atractivo es la visita a sus famosos baños: The Baths.
Sobre el mismo muelle, escultura de bienvenida.

Analizado todo lo anterior y las circunstancias de desembarque nuestra elección, de la que no nos arrepentimos, fue navegar hasta Virgin Gorda para conocer The Baths. Esta vez, dado el horario de la escala y que ya conocíamos que no era tan sencillo llegar hasta The Baths por tu cuenta, contratamos la excursión de la naviera. No defraudó.
A bordo de nuestro ferry para visitar Virgin Gorda. Por las caras se nota que lo hacían a desgana.
Navegando hacia Virgin Gorda

Explorar el parque nacional de The Baths.

Una vez en Tórtola, llegar hasta la isla de Virgin Gorda lo tienes que hacer por mar. No queda otra. Un ferry, o cualquier otro transporte acuático, te hará cruzar el canal de Sir Francis Drake. En ese comienzo de navegación podrás observar algunas de las pequeñas poblaciones que te comentábamos al inicio.

Al final de este corto y placentero trayecto desembarcas en un pequeño muelle muy cercano de la también pequeña localidad, y capital de Virgin Gorda, Spanish Town. Todo está perfectamente preparado para el visitante, y lo agradecemos. Abordamos un turístico y desenfadado autobús sin ventanas -tipo safari- que nos trasladó hasta la entrada de The Baths.
Preparados para coger el autobús sin ventanas. Nos vamos a The Baths.
Acomodados en nuestro transporte la alegría española enseguida se extendió a una joven pareja EEUU

Con nuestro ticket y pulsera en la muñeca (ventaja de haberlo comprado todo en nuestro barco) iniciamos el acceso. Quienes no lo lleven tienen que pagar allí su entrada, aunque no vi un control específico para ello, que supongo hay. Por si acaso aquí te dejo el enlace a la página oficial de los Parques Nacionales de BVI.
Vistas desde el camino de bajada a The Baths
Antes de llegar a The Baths las paradas eran obligatorias
Letrero a la entrada del Parque Nacional: The Greater Baths.

Cuando la geología y la naturaleza se fusionan felizmente nacen lugares de belleza única como las playas de The Baths y Devil’s Bay, donde grutas espectaculares y piscinas naturales se suceden entre masas imponentes de rocas erosionadas.

No te creas que todo va ser tan sencillo como atravesar una puerta, dintel o arco de entrada a un chiringuito o Beach Club, donde ya están predispuestas tus hamacas y toallas tipo resort ¡de eso nada!. Aquí hay que caminar.

Pero ... ¿qué nos vamos a encontrar?, ¿que sucedió?, y ¿por dónde tiramos?

Virgin Gorda es la tercera isla mayor del archipiélago. En el suroeste, a lo largo de su costa rocosa, llegamos a una preciosa bahía no tan apetecible de nombre: Devil´s Bay o Bahía del Diablo. Todo esta zona, llamada The Baths, está reconocida y gestionada como un Parque Nacional y natural.
No es una playa continua. Las grandes rocas volcánicas forman pequeños entrantes, calas y bañeras donde disfrutar del baño.
Devil´s Bay con mas gente de lo esperado.

Resulta realmente impresionante observar y tocar sus enormes rocas de granito, de origen volcánico, y que son realmente restos de lava que los científicos cifran en unos 70 millones de años de antigüedad, con una altura en algunos casos que pueden alcanzar hasta 12 metros.
La altura de algunas de las rocas volcánicas pueden alcanzar los 12 metros
Después de nuestro particular treking que mejor que un reconfortante baño

El camino va serpenteando la costa sobre el mismo nivel del mar. Perfectamente delimitado y en muchos tramos con ayuda de sogas y barandillas vas sorteando las inmensas rocas en un continuo ascenso y descenso.. Es tal el laberinto que forman un entorno con abundantes grutas y cavernas de roca fundida donde te tienes que introducir, escalar peñas, deslizarte con estrechos pasos y chapotear como cualquier crío con el agua que llega a formar maravillas piscinas naturales. Todo esto es una caminata de unos 20 minutos para los más ágiles y que se extiende más para quienes ya no estamos en plena forma.

Sin lugar a dudas, este fantástico Parque Nacional de altísimos farallones es el principal atractivo de las Vírgenes Británicas, con rocas similares que también podemos encontrar en Fallen and Broken (Jerusalem).

Por último, no te olvides de llevar toalla, cámara acuática o algún protector para ella (yo estuve muy limitado en las fotos por olvidarme de él en el barco, así que... muchas gracias, querido Juanvi) y, sobre todo, llevar y usar una buena protección solar. Aquí el sol pega pero que muy, mucho.

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